martes, 29 de marzo de 2011

LA MEMORIA DE LA INDUMENTARIA (Publicacion de Las Provincias)




Expertos como Victoria Liceras conservan colecciones únicas con miles de piezas de época. El debate sobre el vuelo de la falda abre la necesidad de crear un museo para fijar referentes en vestimenta.
La indumentarista lleva años contactando con familias y anticuarios para comprar prendas.La historia está en los libros y en los legados que han quedado en el camino o han sido guardados con sumo cuidado. Material indispensable para conocer quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Seguir la historia, es precisamente lo que ha reclamado la alcaldesa Rita Barberá esta semana cuando la indumentaria valenciana se ponía en tela de juicio. La alcaldesa advertía de que en estas Fallas había comprobado cómo se había desvirtuado el traje de valenciana alejándose de sus orígenes.
Barberá se pronunció abiertamente y reclamó a los indumentaristas reconducir la situación y confeccionar trajes bajo los cánones de la tradición. Incluso, señaló que en breve se reuniría con ellos para marcar unas normas y evitar imágenes como las de este año. Para Barberá las faldas de los trajes de valenciana son excesivos y resta elegancia en la figura de las mujeres.
Ante esta situación, la alcaldesa propondrá unas normas ante la Junta Central Fallera para que las falleras mayores y las de las Cortes sigan las mismas reglas.
Quienes trabajan de la indumentaria coincidían con Barberá y advertían de que era necesario regresar a las raíces de la fiesta.
Para seguir estas pautas sería necesario tener clara la historia y la evolución de los trajes de valenciana. Por eso, ahora más que nunca los indumentaristas exigen la creación de un museo donde se exponga y se conozca la historia de la tradición valenciana.
María Victoria Liceras no sólo lo tiene claro, sino que ha dedicado toda su vida al estudio la historia de Valencia. Esta prestigiosa indumentarista tiene en su poder una valiosísima colección de indumentaria valenciana reunida con gran esfuerzo y una fuerte inversión económica. «Mi colección es muy amplia y podría perfectamente exponerse junto a la de otros coleccionistas y entidades que albergan en su poder una gran suma de prendas. Con ellas se podría ver claramente y con total autenticidad cómo vestían las mujeres valencianas y recrear a la perfección la indumentaria de esta zona», explicó ayer María Victoria Liceras en la vivienda donde tiene guardada su valiosa colección.
Victoria abría por primera vez a un medio de comunicación las puertas de su casa: la historia reflejada en ropajes nobles y populares, complementos y piezas únicas que continúan vivas y conservadas en perchas y baúles almacenadas en varias habitaciones. Un tesoro vivo que pide a gritos un espacio digno y a la vista de los ciudadanos.
Acceder a esta vivienda fue retroceder a tres siglos atrás y conocer cómo se vestían en los siglos XVIII y XIX y las curiosidades en la confección de cada momento. Observar un chaleco, una falda o un justillo es comprobar en qué momento y de qué manera se vivía en aquella época. En cada pieza se podía deducir la forma que tenían de reutilizarlas o aprovechar piezas para confeccionar otras. Analizando cada prenda también se podía conocer si se los propietarios formaban parte de una familia adinerada o campesina. «Sin duda, es todo un ejercicio de estudio y análisis que llevo haciendo a lo largo de mi vida», afirmaba Victoria mientras observaba su colección y desplegaba las piezas una a una.
Durante años, esta apasionada por la ropa ha estado contactando con familias que tenían en su poder todo tipo de indumentaria de épocas pasadas y que estaban dispuestas a desprenderse de ellas. «Muy pocas veces me las han regalado, la mayoría las he comprado y he pujado por ellas entre coleccionistas y anticuarios. Es mi gran pasión y llevo toda mi vida dedicada a ello», añadió.
Sus piezas se cuentan por centenas perfectamente conservadas y clasificadas por antigüedad y año adquirido. Auténticas joyas históricas que Victoria mostraba con orgullo y admitía que no cesaba de recibir ofertas para comprarlas. «Soy valenciana y mi gran ilusión sería que mi colección se expusiera en Valencia en un museo de indumentaria. Hace años que esta idea se baraja, pero no hay movimiento. Desde luego yo quiero que tenga uso este material y si en Valencia no hay interés, ya tengo varias entidades interesadas de otras ciudades de España que me han puesto precio y quieren adquirirlas», afirmaba Liceras.
Con gran mimo mostraba justillos y jugones confeccionados a mano. Manteletas cosidas con hilo de oro, plata o brocados muy elaborados. «En las comarcas de los Serranos se han conservado las raíces de los trajes perfectamente. Con su estudio, incluso, se podía saber si una prenda era de una mujer casada o soltera por los dibujos de una manteleta sencillos o complejos. Sin duda, cada prenda tiene una historia y una vida detrás», comentó.
Hace 20 años, la Generalitat Valenciana contactó con ella y le solicitó que cediera gran parte de la colección. Han pasado 15 años y Victoria se muestra decepcionada con la falta de interés por una colección auténtica y reunida con mucho esfuerzo. «Hay muchas ubicaciones donde se podría montar una exposición, en el Museo de la Ciudad, en Casa Insa en el barrio del Carmen, en el colegio de la Seda o el palacio del barón de Vallvert. Son muchos los enclaves donde se podría estar, pero falta el interés de la Administración», afirmó.
La Dirección General de Patrimonio explicó ayer que se estaba trabajando para restaurar el palacio del barón de Vallvert con una inversión de dos millones de euros. Su uso tras la restauración todavía estaba pendiente y el crear un museo de indumentaria era un proyecto muy ambicioso.
«Es una pena que todavía no se haya hecho, sería la mejor forma de que todo el mundo conociera cómo se vestía en los siglos XVIII y XIX y no como se hace ahora. Mezclan épocas y procedencias. Es un totum revolutum cuando los cánones están muy bien definidos. En mi tienda recreo minuciosamente vestidos de épocas pasadas y muchas clientas se han enfadado conmigo porque aseguraban que no les hacía los trajes a su gusto. Pero la indumentaria valenciana es historia y no sujeta a la moda. Se vivió y se vistió de una forma y así lo recreo. Estoy totalmente de acuerdo con la alcaldesa Barberá porque se han desvirtuado las raíces de la historia», afirmó.
Liceras aboga por la utilización de dos tipos de trajes, uno para actos oficiales y otro para el día a día.
Esta apasionada valenciana asegura que con su colección se podrían incluso crear exposiciones temáticas, de tipo de tejidos, por edades o por regiones. «Tengo una gran variedad con la que se podrían exponer muestras itinerantes», insistió.
En unos días se trasladará a Madrid para ofrecer una conferencia en el museo del traje de indumentaria popular. «Fuera hay un gran interés por preservar la historia, pero aquí no existe, es una pena».

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